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Distintas especies de la naturaleza han inspirado, a lo largo del tiempo, diversos desarrollos tecnológicos. En este caso, han sido las hormigas y las arañas las que inspiraron la creación de un nuevo tipo de material flotante, capaz de ser incorporado en barcos y otras estructuras de navegación para que estas no puedan hundirse.

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Una revolución en los metales

 

Han sido los investigadores pertenecientes a la Universidad de Rochester los que han diseñado este nuevo tipo de estructura metálica. Esta, puede ser la clave para poder fomentar la construcción de nuevas estructuras flotantes y nuevos barcos que no se puedan hundir, incluso si llegasen a sufrir daños.

Estos estudios han sido llevados adelante por Chunlei Guo, profesor de física y óptica. Este, se ha basado en la naturaleza para encontrar su inspiración y comprender otras dinámicas de funcionamiento, entendiendo el modo en que determinados animales o especies son capaces de permanecer sobre la superficie del agua sin que eso las lleve a hundirse.

Tras tiempo dedicado a estos estudios, el especialista asegura que las hormigas y las arañas han sido su mayor fuente de información e inspiración. Aunque, claro, la estructura que se ha desarrollado posteriormente no representa este interés previo a simple vista.

Un metal que flota

 

La clave que ha sido tomada en cuenta por los especialistas tiene que ver con los abdómenes y las patas de estos animales en particular, que difieren de otras especies conocidas. Se ha analizado el modo en que son capaces de crear pequeñas burbujas de aire, que son luego las que funcionan como sostén para que puedan mantenerse sobre el agua sin que eso los lleve a hundirse.

De hecho, hay algunas arañas que son capaces de crear redes que atrapan esas burbujas. Por su parte, las hormigas suelen tener cuerpos hidrofóbicos, que son los que hacen que atrapen el aire y puedan de esa manera generarse naturalmente sus propias balsas para flotar.

Estos análisis han dado lugar a una estructura metálica que se destaca por basarse fundamentalmente en los mismos principios. Posee una superficie tratada con determinados impactos de rayos láser muy pequeños, por un período de tiempo extremadamente corto. Lo que hacen estos láseres es crear patrones en la superficie del metal a una escala nanométrica. De esta manera, atrapan burbujas de aire en su interior. Es de ese modo que, cuando se coloca sobre una superficie de agua profunda esta estructura metálica, son estas burbujas las que impiden que el metal se hunda.

Las burbujas ocupan la totalidad de la superficie. Por eso, está estudiado que serían capaces también de reflotar el metal en caso de que se hiciera una fuerza extraordinaria para intentar hundirlo de todos modos. Además, aún si la estructura se encontrara bajo el agua, las burbujas no pueden escapar, por lo que esta estructura volvería a la superficie en muy poco tiempo.

Esta estructura consiste en la unión de dos placas superhidrofóbicas. Se encuentran ubicadas a la distancia justa para poder atrapar cantidades suficientes de aire para poder mantener a flote la totalidad de la estructura metálica. 

 

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