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Hay mundos que, durante mucho tiempo, fueron considerados como incompatibles. Tal es el caso de la química orgánica, de la ciencia biológica y de la ingeniería electrónica. No obstante, hay algo que estos tres espacios que parecieran ser tan diferentes entre sí tienen en común: todos buscan generar nuevos desarrollos que puedan relacionar la biología con la electrónica para la resolución de problemas reales de las personas.

Electrónica y salud

 

Especialistas que pertenecen a la universidad KAUST están actualmente desarrollando bioelectrónica que es capaz de tratar cánceres, de detectar distintos tipos de enfermedades y, también, de efectuar seguimiento de animales marinos. Una de estas tecnologías tiene que ver especialmente con imanes que se pueden usar para matar determinados tipos de cáncer. Un ingeniero especializado en electrónica, Jürgen Kosel, ha diseñado una técnica que busca fabricar nanohilos magnéticos de óxido de hierro que son capaces de llevar a cabo esta tarea.

Desde hace tiempo se escucha que las nanopartículas se pueden utilizar en el interior del cuerpo humano como agentes de contraste en las resonancias. También se pueden aplicar a modo de suplementos nutricionales para personas que carecen del hierro suficiente para su desarrollo individual y buena salud. Este equipo las está diseñando con forma de hilo, para que puedan ser giradas como agujas creando un poro en las membranas de las células cancerígenas, induciendo a su muerte natural. Además, los especialistas han explicado que estos nanohilos pueden ser más efectivos también si se les recubre con un fármaco contra el cáncer. Estos son devorados por las células cancerígenas y pueden destruirlas al estar en su interior.

Algo importante a destacar tiene que ver con que estos nanohilos magnéticos no son tratados como extraños por el sistema inmunológico. Además, están estudiando las maneras de generar que no se peguen entre sí, para que puedan ir directo hacia las células sobre las que tienen que trabajar.

Enfermedades cardiovasculares

 

Otro ingeniero que pertenece a la misma universidad, llamado Khaled Salama, ha diseñado un sensor que es capaz de detectar proteínas biomarcadores de la enfermedad cardiovascular. Lo que ha hecho es modificar los electrodos con nanomateriales y nanopartículas de oro. Eso ha mejorado sustancialmente la sensibilidad de la que eran capaces anteriormente. Los electrodos lo que hacen es proporcionar una señal que es proporcional a la cantidad de proteínas de este tipo que se ven en una muestra de sangre solicitada a los pacientes.

Finalmente, es importante mencionar el estudio de Sahika Inal, quien se encuentra desarrollando, con ayuda de la electrónica, una serie de sensores que se basan en polímeros. Estos tienen como elemento destacable, además, el poder ser desechables y ser impresos en impresoras de chorro de tinta. Son capaces de medir los niveles de glucosa con uso de la saliva de los pacientes, lo que implica un cambio altamente positivo para las personas que viven con diabetes. Se logra una tinta biológica que posee las enzimas usadas para detectar glucosa. También cuenta con una capa que la protege, otra que solamente permite la penetración de la glucosa y, por último, una capa aislante que protege la electrónica, todo en algo que a simple vista podría parecer un simple trozo de papel.

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